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Primera edición del Informe de evaluación regional sobre el riesgo de desastres en América Latina y el Caribe

21 enero, 2022 Editor

Primera edición del Informe de evaluación regional sobre el riesgo de desastres en América Latina y el Caribe

 

Esta I edición del Informe elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), presenta los resultados de 30 años de esfuerzos por reducir el riesgo de desastre. Así como las lecciones que hasta ahora ha dejado la pandemia de COVID-19 y el desfavorable panorama económico que se prevé para los próximos años en la región.

Según el análisis regional sobre el riesgo de desastres en América Latina y el Caribe (RAR, por sus siglas en inglés), el mundo se enfrentará en las próximas décadas a aumentos globales de la temperatura de hasta 6 grados, lo que se traduce para América Latina en un panorama que se compone por períodos más largos de calor y escasez hídrica, lluvias extremas, un incremento en la intensidad y frecuencia de ciclones tropicales y aumentos en el nivel del mar que afectará especialmente a ciudades costeras del Caribe. El Reporte recomienda que las amenazas relacionadas al cambio climático sean incluidas necesariamente en las políticas de mitigación y adaptación de los países.

El informe realiza una retrospectiva de los eventos que caracterizaron la región entre 1998 y 2017, asegurando que los desastres climáticos y geológicos cobraron la vida de 312 mil personas y afectaron directa e indirectamente a más de 277 millones de personas en la región.

En 2020, la pandemia de COVID-19 fue la principal causa de muerte en prácticamente toda la región. Y está desvelando cómo condiciones como la desigualdad, la exclusión y la informalidad constituyen impulsores del riesgo y la existencia de una gran dificultad para controlar la construcción de riesgo futuro.

Además, se pone de relieve el impacto económico que generaron los desastres ocurridos, disminuyendo los fondos disponibles para invertir en desarrollo sostenible y, especialmente, para reducir los factores subyacentes del riesgo. Se concluye que los países continúan enfocados primordialmente en la inversión de fondos para la atención y recuperación posdesastre. Para algunas de las economías, el impacto de desastres ha representado entre 2 y 3.5% del PBI de los países, lo que representa prácticamente el mismo monto invertido en agua y saneamiento.

Con los recursos invertidos en la recuperación y en la reconstrucción posdesastre, se podría cuadruplicar la inversión en investigación y desarrollo de la región. Algunos países podrían satisfacer el 100 % de las necesidades de abastecimiento de agua potable y saneamiento de su población en un lapso de diez años, mientras que muchos de los países de la región podrían reducir considerablemente el déficit existente y acercarse bastante a cumplir las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Entre los desafíos para la reducción de desastres, se destaca el cumplimiento de los compromisos internacionales: Marco de Sendai (2015-2030), la Agenda 2030, el acuerdo de Paris por el cambio climático, entre otros, como el principal reto de esta década, dado el panorama de recesión económica previsto para la región por la pandemia de COVID-19.

Acceda a la síntesis y/o versión completa del RAR